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viernes, 11 de noviembre de 2011
jueves, 10 de noviembre de 2011
¿Por qué debe evitarse el castigo?
Como padres y maestros deseamos
enseñar a los niños a acercarse a nosotros cuando tienen algún problema,
deseamos generar confianza y una relación cercana, sin embargo cuando
castigamos de la manera inadecuada, estamos generando lo contrario, esto es,
que los niños aprendan a evitarnos y a escapar de nosotros.
Un ejemplo de cómo podemos generar un efecto no deseado con el castigo son las
siguientes conductas de alejamiento o evitación:
Hacer trampa
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Evitar el castigo por equivocarse
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Faltar a la escuela
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Escapar de los numerosos castigos y
al fracaso escolar provocados por maestros ineficientes y una administración
escolar correctiva.
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Escapar de casa
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Evitar los numerosos castigos que
pueden aplicar los padres.
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Hacer cosas a escondidas
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Evitar que lo atrapen si se porta
mal.
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Mentir
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Evitar el castigo por haber hecho
algo malo.
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Esconderse
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Evitar ser encontrado y entonces
recibir un castigo.
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Otra razón válida para evitar las
formas físicas de aplicar el castigo, es que estas muestran al niño cómo ser
agresivo con sus compañeros. No olvidemos que los niños imitan casi todo lo que
ven hacer a los adultos, por tanto los niños que tienen padres que son
agresivos con ellos mediante el castigo, tienden a ser mucho más agresivos con
otros niños.
¿Funciona el castigo?

Éste fenómeno es equivalente a lo
que ocurre con el reforzamiento, mismo que aumenta o disminuye la frecuencia de
una conducta dependiendo de su adecuada aplicación, por lo tanto, el
reforzamiento y el castigo funcionan, aunque podría decirse que son términos opuestos.
Aunque la diferencia entre el reforzador y el castigo radica en que uno aumenta conductas y el otro las disminuye o debilita, tienen en común que ambos tienen mayor efectividad cuando se presentan de manera inmediata al presentarse la conducta, siendo más eficaces cuando son intensos o se aplican en mayor cantidad de manera impredecible o intermitente.
Sin duda el castigo puede usarse
para producir efectos poderosos y duraderos sobre la conducta, sin embargo, eso
no quiere decir que debamos hacerlo. Es necesario considerar otras cuestiones
acerca de cuándo y dónde usar el castigo.
¿Es inmoral el uso del castigo?

Por ejemplo, está el caso de Pedro:
Para castigarlo, su madre lo
encerraba en su habitación hasta que el niño permanecía tranquilo durante cinco
minutos. Aplicó este castigo sólo seis veces la primera semana y la conducta de
Pedro cambió significativamente. Las respuestas positivas a la madre se
incrementaron después de que las conductas exigentes y agresivas fueron
castigadas. Entonces, considera usted que ¿los resultados justifican el método
usado?
Es por esto que decimos que el
castigo funciona y puede usarse para cambiar conductas indeseables. Cuando los
efectos a largo plazo del castigo dan un lugar a algo bueno que no se hubiera
logrado sin él, la persona preocupada por la moral hará aquello que es mejor
para el niño y usará el castigo. Sería inmoral no hacer todo lo posible por
ayudarlo a aprender lo que necesita para vivir libremente en la sociedad.
Es por ello que el castigo no es
inmoral en sí mismo, siempre y cuando no dañe la integridad de las personas.
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